20 de febrero de 2019
En Nicaragua, la «oposición» oficial ha quedado en manos de políticos del gran capital (andidemocráticos, antidemocrático), y gente que fue prominente en el FSLN o sus «entrenados», amigos y familiares.
O sea, usurparon la cabeza (negociadora) del movimiento precisamente los constructores de dictaduras. Por eso no debería sorprendernos ni su prepotencia, ni su preferencia por las negociaciones secretas, ni su autoritarismo, ni que su propaganda sea bien financiada y sin escrúpulos.
Los constructores de dictaduras no están interesados en construir la democracia.
En lo que a mí concierne, si los falsos opositores quieren legitimar el orteguismo sin (o con) Ortega en una farsa electoral, que hagan ellos solos el circo.
Si quieren salvar al movimiento que ellos mismos fundaron, y que han oxigenado desde Mayo de 2018, que no usen al pueblo para eso.
Que se queden solos como lo que son: zancudos.
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