5 de Enero, 2019
Creo que sin atreverse a ver y a decir la verdad, o al menos lo que uno entiende por verdad, no habrá jamás democracia en Nicaragua.
Digo «atreverse» porque hay verdades que en nuestra cultura, pobre en tradición democrática y rica en tradición de privilegios y centralismo, pueden ser muy incómodas, y atraer «castigo», y censura. Doy algunos ejemplos:
1) No «vamos ganando». [«Es solo una herida superficial»– repite el caballero mutilado de la comedia de Monty Python.] Debemos ganar, podemos ganar, sabemos que la dictadura está en su crisis más aguda, deseamos que se acabe ya la pesadilla, pero prisioneros que gritan «vamos ganando» en un campo de concentración no describen la realidad objetivamente;
2) La represión del régimen «socialista» es (¿plan o costumbre?) casi impecablemente clasista;
3) Los líderes de los Autoconvocados son el blanco principal de la represión de la dictadura; para ellos reserva el régimen su bota más pesada: están en la cárcel, en la tumba, en la clandestinidad o en el exilio;
4) Los líderes de los Autoconvocados están, por tanto, efectivamente excluidos de la «Unidad Azul y Blanco», la cual se sirve de ellos, como nombres o personajes en una fotografía, para adquirir legitimidad;
5) La Unidad ha sido reducida a una presencia fantasmal, y públicamente no propone más que denuncias y apoyo a las presiones externas;
6) Con los líderes Autoconvocados del movimiento estudiantil y campesino involuntariamente fuera de escena, el liderazgo visible de la Unidad queda compuesto en su mayoría por gente que de una forma u otra ha estado ligada a esferas del poder en el pasado; esto, por sí solo, no condena, pero no es renovación, y no es, viendo las cosas en perspectiva histórica, accidente;
7) La Unidad busca legitimar como opositores a segmentos de la sociedad cuyas credenciales en ese terreno son ampliamente cuestionadas, como el Cosep; ¿qué se ha obtenido a cambio?
8) Anatema, criticar al Cosep; hacerlo atrae respuestas furibundas de los partidarios, participantes y propagandistas de la Unidad. Por cierto, ¿ya aplicó la asociación de empresarios para el permiso a la marcha que convocaron en diciembre?
9) Hay otros, como el cardenal Brenes, que tampoco pueden ser criticados sin arriesgar insulto y censura. Para mí esto es muy lamentable. Ningún personaje público que esté en posición de influir sobre el rumbo de la nación puede estar exento de crítica, sea laico o religioso, pobre o rico, héroe o santo. Es una cruel ironía levantar la bandera de la democracia y la libertad y a la vez suprimir opiniones que no sean «las de arriba».
10) Pregunte usted «¿Cuál es la estrategia?» y le dirán «no podemos hablar de eso en público», como si el movimiento democrático fuera un esfuerzo «privado».
¿Queremos el derrocamiento de la dictadura? ¿Queremos democracia para Nicaragua? Necesitamos discutir en libertad, y crear una cultura democrática.
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