Para quienes, todavía, después de ver lo visto, insisten en que «Pinochet se fue por la vía electoral», e insisten que hay que seguir «presionando para lograr reformas y elecciones»:
La «solución» chilena no aplica a Nicaragua. Querámoslo o no, ese tipo de «empate«, en el que Ortega y su FSLN dejan de ser tiranía y pasan a ser parte de la democracia no es posible. De eso el dictador y sus secuaces están claros. Fuera del poder les espera el castigo aplastante que merecen sus crímenes. La justicia más generosa tendría que arrancarles su fortuna mal habida y enviarlos a la cárcel.
Por eso, la de Nicaragua es una lucha en la que solo uno de los dos contendientes puede sobrevivir. El país puede avanzar hacia justicia, democracia y respeto a los derechos humanos, únicamente si extirpa de raíz el poder de la canalla de El Carmen.
De raíz.
Porque ese poder, aun si fuese convertido en «residual» por obra y gracia de reformas y elecciones–como sueñan los que sueñan con la «solución chilena»– NO SERÍA COMPATIBLE con la vida, la seguridad y la libertad de los nicaragüenses.
El clan FSLN puede incluso entregar la Presidencia, pero NO PUEDE entregar el poder; y NO PUEDE defender ese poder sin MATAR.
No es solo que no quieran, es que NO PUEDEN.
Y no es que uno desee que la realidad sea así; pero, si es así, sale más caro ignorarla que aceptarla y prepararse para lo que implica.

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