¿Nos están «preparando» para un pacto?

26 de Febrero, 2019

Cito a Mario Arana, quien ha sido designado por la Alianza como representante en la negociación del 27 de febrero con la dictadura: «Sobre los negociadores de la Alianza que buscarán una salida a la crisis en Nicaragua, aclaro: No representamos sectores, somos interlocutores de los intereses de los nicaragüenses, y estamos abiertos a consultas y aportes de los que demandan libertad, democracia y justicia.»

Me sorprende sobremanera este comentario: Mario, ¿ustedes necesitan que quienes demandan libertad, democracia y justicia «aclaren» que lo ÚNICO que los satisface es:

(1) Que Ortega-Murillo deje el poder (Libertad);

(2) No «gobierne desde abajo» (Democracia);

(3) Que sea juzgado por sus crímenes (Justicia)?

¿De verdad es posible que esto no esté claro? ¿O es que piensan posible decirnos que… bueno, conseguimos «algo», o «conseguimos dos de tres, alegrémonos».

¿Nos quieren «preparar» desde ya a que «una salida a la crisis en Nicaragua» requiere que renunciemos a nuestras demandas básicas de «libertad, democracia, justicia», para que cuando nos digan «alegrémonos», no veamos lo actuado como lo que sería, como otro pacto nefasto, a espera de la próxima explosión de violencia, y años más de tiranía?

No vayan por ese camino, porque van a quedar muy mal. Si no creen posible que Ortega, Murillo, y su séquito, acepten mansamente dejar el poder, renuncien a «gobernar desde abajo», y acepten ser juzgados por sus crímenes, y aun así se sientan a dialogar con ellos, entonces ustedes no tienen el mismo objetivo de los que buscan «libertad, democracia y justicia».

Por otro lado, si creen que Ortega, Murillo y su séquito van a aceptar esas demandas mansamente… bueno, pues buena suerte por ese camino. La verdad es que yo no puedo siquiera imaginarme que gente intelectualmente sofisticada como vos y otros del grupo albergue la esperanza de que Ortega, Murillo y séquito, se hayan «convertido» a la razón y a la civilización, y por tanto ahora nuestros «problemas» con ellos puedan resolverse a través de «técnicas» de resolución de conflictos.

Por eso repito, como mi «aporte»: cualquier arreglo que no cubra los puntos arriba enumerados es insatisfactorio, es un pacto, una componenda, sangre sobre herida para la mayoría de los nicaragüenses, y además no lleva a ningún resultado bueno, ni mucho menos sostenible.

Van a quedar muy mal, en muy mala posición, si se hacen cómplices. No lo hagan, por el bien de Nicaragua, y el de su propia reputación.

Está de por medio una herida enorme, que no va a sanar sin justicia; hay en la población una furia tal, y una indignación tan intensa, que para contenerla la dictadura necesita tener al país convertido en un campo de concentración, con torres de vigilancia y guardias armados revisando a todos los cautivos. Una represión generalizada, cotidiana, y barbárica.
Recuerden eso, respeten eso.

No digan que nadie les dijo, no digan que pidieron «consultas y aportes» y nadie les dio.

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