10 de Diciembre de 2019
Hoy, en el día de los derechos humanos, me parece irónico que mientras el público que asiste al evento del Cenidh en un hotel de Nicaragua grita «¡ni perdón, ni olvido!», el olvido aparezca en la mesa principal como invitado de honor. Entre los beneficiarios de esta amnesia conveniente figura–pronunciando solemnes palabras de bienvenida– el Dr. Carlos Tunnermann Bernheim.
Don Carlos fue Ministro de Educación entre 1979 y 1984, de tal manera que no puede escapar responsabilidad por el giro de la educación pública hacia el proyecto orwelliano del FSLN, de adoctrinar a la niñez a favor del sandinismo; esfuerzo, por cierto, de tinte guerrerista (Vean la foto de Barricada–extinto diario oficial del FSLN–que adjunto).
Don Carlos fue también Embajador del gobierno del FSLN entre 1984 y 1988, ya con Daniel Ortega como presidente y el escritor Sergio Ramírez Mercado como vicepresidente. Su misión, para quien no quiera ser sordo y ciego, fue defender a la primera dictadura sandinista ante la opinión pública y la diplomacia internacional.
Hay que recordar además que aquellos fueron años de una represión a tal escala, de una opresión tan descarnada y una destrucción económica tan vasta, que cientos de miles de nicaragüenses (podrían ser más de un millón en una población mucho menor que la actual), y decenas de miles de jóvenes reclutados a la fuerza (se dice que más de 50,000) tuvieron que huir al exilio o perecieron en los campos de la guerra en Nicaragua.
¿De verdad no quieren olvido? ¿Quién gana con estos borrones de la memoria social? ¿Por qué tenemos que callar la verdad? ¿En nombre de qué permitimos la mentira, el reciclaje de la mentira, el dominio de la mentira? ¿A qué le tenemos miedo?
¿Se atreverían, quienes inevitablemente van a intentar tapar esta verdad entre tantas, sobre el personaje aludido (hay muchos más como él, y mucho peores, ya beatificados), a desmentir los hechos que cito?
Los reto.
La próxima vez que quieran gritar «¡ni perdón, ni olvido!» no se olviden de no olvidar.

¡Totalmente de acuerdo! Pienso yo, que la falta de la tan cacareada UNIDAD que pretendemos alcanzar estaría fácil si tan sólo personajes de todos conocidos y de trayectoria (¡REQUETE-CONOCIDA!) se salieran de los movimientos que surgieron (¡POR HASTÍO!) a partir del 18 de abril. Aaah, ¡pero no! nadie quiere exponerse a reconocer y hacerse responsable de ese pasado ominoso. El temor a la JUSTICIA es más fuerte que el honor. Y digo yo, no es que vayamos a salir con una espada de Democles a volar cabezas cuando logremos el cambio; eso es lo que ellos, tan acostumbrados a la represión y la venganza, creen que va a suceder. En su mente están lejos de entender la diferencia. ¿Cuándo se bajan del podium ajeno? ¡Que salgan y nos dejen construir el país que la mayoría queremos! Esos cuatro gatos nos están echando a perder la LIBERTAD.
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Así es… ¡gracias por comentar!
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