¡Urge un programa de fundación democrática!

25 de Marzo, 2019

  • Si un gobierno necesita métodos de ocupación militar para contener al pueblo, es porque todos los otros mecanismos de control han fallado.  En otras palabras, las instituciones del orteguismo han muerto, solo les queda la represión cruda y basta para mantenerse—y precariamente— en el poder.  Tarde o temprano esa represión va a ser insuficiente.  Por más efectiva que a veces parezca, a fin de cuentas se trata de unos miles contra millones que los rechazan.
  • La insurrección de abril es una rebelión de lo moderno, de la renovación. Lo nuevo es como un potrillo que al nacer necesita un poco de tiempo para afianzar su paso.  Lo hace, y pronto.  La fuerza de la naturaleza lo empuja.  La misma fuerza que empuja la hoja marchita hacia el suelo.  Es ley natural que El Carmen caiga. 
  • Los zorros del poder han maniobrado con toda la experiencia y conexiones que tienen para aprovechar, momentáneamente, la inexperiencia de los renovadores, y han logrado aventajarlos, y sentarse a hacer lo que han hecho siempre: pactar.  Pero al igual que la liebre de la fábula, confían demasiado en su ventaja, carecen de espíritu crítico, les pesa la vanidad y la prepotencia.  No pueden ver que van quedándose solos, que su mensaje, y su lenguaje, y su agenda, no agradan a la mayoría.  Ni siquiera logran comprender la intensidad de la furia del pueblo.  Creen que pueden repetir 1990, que les basta con el padrinazgo de potencias extranjeras.  Pobres insensatos.  No saben que están, ellos y la dictadura, jugando con fuego, sobre un polvorín.
  • Las fuerzas renovadoras no necesitan “unirse” con los cascarones burocráticos formados por las élites.  Su unión debe ser con el pueblo, y la propuesta de esa unión debe ser expresada en un programa de fundación democrática de la nación.  Millones de personas están dispuestas a escuchar esa propuesta, y lo más importante, a luchar por ella.  Los tiranos, y los pactistas, subestiman la disposición del pueblo.  Los luchadores democráticos no deben hacer lo mismo.
  • Las fuerzas renovadoras necesitan, por supuesto, evitar que la represión triunfe tácticamente.  Pero el objetivo principal de corto plazo es aglutinar a la ciudadanía democrática alrededor de las consignas de un programa democrático verdadero, que necesariamente rompe con la postura mojigata, leguleya y dual de la Alianza.  
  • Las fuerzas renovadoras no deben temer que las élites los aíslen: ¡son las élites las que se encuentran en estado de aislamiento social y político! Ya no monopolizan las comunicaciones, la difusión de ideas, la información, y la credibilidad.  Los luchadores democráticos tienen en las redes sociales el arma más poderosa que jamás los pueblos han tenido en sus manos. Las redes son el instrumento de organización por excelencia para el movimiento democrático.  A través de ellas se trama y se urde el movimiento que en su momento tomará las calles y derrumbará las murallas físicas del poder.
  • Las redes también son armas tácticas para mantener viva la agitación.  La información viralizada mantiene vivo el ambiente de lucha. Y los llamados a protestas coordinadas, que dispersen la represión, son posibles a través de las redes, que escapan el mando de las élites.  Por eso los ciudadanos autoconvocados forman redes de redes, toda una telaraña de comunicación a través de las cuales puede moverse, difundirse como un fluido vital el debate de un programa democrático.  No solo de consignas contra Ortega vive el movimiento.  Ortega caerá, hay que crear el nuevo mundo de la Nicaragua en democracia, hay que construirlo en nuestras mentes, hay que hacerlo vivir en la imaginación diaria del futuro que ya, casi, casi, despunta.

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