El Innombrable clon, y el infierno

Junio 22 de 2020

No es del todo exagerado afirmar que el discurso del Innombrable en Tulsa, Oklahoma, el pasado 20 de junio, podría haber sido escrito para (o por) Mussolini o, más precisamente, Hitler. Esta no es una afirmación hecha a la ligera, con intención propagandística, sino porque el tono y la estructura del discurso es la misma: la partitura del Innombrable es esencialmente un plagio de sus maestros.

El tema que los enlaza es la venganza: el padre de la patria apela al sentimiento de derrota de sus seguidores, revuelve las aguas estancadas de su desesperanza, administra el odio como medicina, y les señala un blanco. Y para que el sentimiento de derrota no los lleve al derrotismo, a creer que ganar es imposible, el redentor fascista apela al orgullo tribal; de esa manera el nacionalismo los ayuda a sublimar su sufrimiento, a hacerlos sentir que no son una banda de «fracasados» (palabra que el Innombrable se deleita en escupir a sus críticos), sino que representan, de hecho, a la nación gloriosa que despierta, a su última línea de defensa; y al ser «la nación», los “auténticos Americans”, los “true Americans«, poseen la herencia legítima, la fuerza y el fuego para expulsar al opresor, que–por supuesto– tiene un perfil «extranjero», representa una otredad hostil e inferior, pero maligna y matrera.

La otredad hostil, la extranjería del enemigo es un elemento esencial en la Cruzada que dirige el redentor fascista. No es ningún accidente que el discurso del Innombrable, aparte de la afirmación ostentosa de su autoridad patriarcal, y de un victimismo nacional lastimero, sea una recitación de supuestos enemigos que comparten entre ellos el pecado de la diferencia.

El sueño del Innombrable: repetir la historia trágica de la deportación masiva e indiscriminada de gente de origen mayoritariamente mexicano, llevada a cabo en 1954 bajo el increíble nombre oficial de «Operación Espalda Mojada», en referencia despectiva a los migrantes que cruzaban el río Grande, frontera entre Estados Unidos y México. Así los transportaban, enjaulados como animales.

En particular, es notorio–por eso me espanta la idea de «Hispanos (o Latinos) por El Innombrable»–que, para este caudillo, el criminal que invade una casa a media noche, en el ejemplo terrorífico con que agita a sus seguidores, sea un hombre; dicho así, en español, en castellano, en medio de una perorata en deficiente inglés. Y por si alguien se inclinara a asumir que se trata de un guiño esnob, el Innombrable regresa a la palabra, no quiere dejar duda, le recuerda a su audiencia que la ha dicho a propósito. «Criminal» y «latino», una vez más, revueltos, convertidos en sinónimos. De igual manera «mexicano» vibra en el oído de sus fieles con la misma amplitud de onda que «violador, y «narcotraficante”: en el habla del Innombrable, hispano e inmigrante aparecen solo como pandillero y violador de la ley; los únicos hispanos a quienes da cabida en sus diatribas de odio significan la corrupción, el fraude al erario y al sistema electoral; pero, sobre todo, significan peligro para el ciudadano.

Hay que añadir que, en la dialéctica del Innombrable, «ciudadano» es [¿casi?] una categoría étnica. En ese sentido, la perorata de Tulsa, Oklahoma, este pasado 20 de junio del año de la Pandemia fue simplemente más de lo mismo. Y no solo por la referencia al hombre, ese individuo que por su maldad habría de ser llamado hombre en español, en castellano. Hubo más. Hubo, por ejemplo, la mención de los gangs salvadoreños. «¡Animals!», grita, y luego, en medio del coro de cólera de sus partidarios, la burla, con gestos de idiotez, a Nancy Pelosi, la lideresa de la Cámara de Representantes. Esta habría cometido la imperdonable, o más bien incomprensible transgresión, a ojos del caudillo, de insistir que todos los miembros de la sociedad, incluso los criminales, son «seres humanos».

Pero la demonización de hispanos e inmigrantes, la conversión de seres de carne y hueso en el equivalente Siglo XXI del judío en el medioevo antisemita, no podría completarse sin extender el hilo de la maldad un poco más allá, hasta quienes aparentan inocencia, como los marranos de Castilla aparentaban cristianismo.

El primer asalto contra estos peligrosos herejes fue dirigido a la congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, la mujer más joven electa al congreso estadounidense en toda su historia. Con gran trabajo y mucha intención, el caudillo logra abrir las vocales al máximo, fuera del rango del idioma, para que sus seguidores se enteren de lo fundamental: AlexAAndrriAA OOcAAsiOO COOrrtEEZ es…bueno…hispana. ¿Y qué quiere AlexAAndrriAA OOcAAsiOO COOrrtEEZ? «Dejar sin trabajo a todos los trabajadores de la industria del petróleo», «la gente buena de Texas, Oklahoma y North Dakota», ya que AlexAAndrriAA OOcAAsiOO COOrrtEEZ aconseja al candidato Demócrata (en realidad, habría que decir simplemente, “candidato demócrata”) invertir en fuentes de energía no contaminantes. Sobre esto habrá que comentar también, porque en el discurso del Innombrable, esas fuentes de energía se reducen a «máquinas que matan pájaros», una referencia obvia, de un simplismo cavernario, a la producción eólica de electricidad. Pero, por el momento, sigamos el hilo de la maldad que deja el Innombrable a sus seguidores, y lleguemos a destino: sus enemigos, dice, se empeñan en gastar millones de dólares para proveer cuidados médicos a «los ilegales». El caudillo no entiende de necesidades humanas, solo de privilegios en disputa: Esos privilegios son nuestros, ellos vienen a arrebatárnoslos.

Pobrecito país que era yo

La diatriba racista y xenófoba, aunque plena de odio contra los hispanos, se extiende a otras geografías: el Coronavirus es «el virus chino», insiste; Alemania «debe» a Estados Unidos un billón de dólares («a trillion») en concepto de «defensa». Esto último se trata, por supuesto, de una falsedad, pero es un elemento central de la narrativa de victimización a manos del mundo–«tantos países, plañe el Innombrable—han estafado a los Estados Unidos»…

De como prevenir un Apocalipsis

Luego, mientras la imagen del país sangra y flamea en las mentes de sus seguidores [una nación excepcional bajo ataque, socavada desde dentro por invasores hispanos, oportunistas negros quejosos por capricho, necesitados de «dominación», y por la infiltración musulmana], el Innombrable procede a describir el Apocalipsis, la muerte del país, la muerte de la mítica «America» que sería inevitable en su ausencia. El mismísimo Hieronymus Bosch, pintor de tormentos infernales, envidiaría lo barroco del detalle: Estados Unidos sin el Innombrable, convertido en una Somalia dominada por señores de la guerra; exactamente–nos dice–lo que trama la diputada de origen somalí Ilhan Omar, otra joven congresista, otro blanco frecuente del caudillo, por razones ya evidentes: Ilhan Omar es mujer, es musulmana, es culta, es exitosa, y es morena.

¿Cómo evitar esta maldición? La respuesta es simple: los ciudadanos precisan escoger entre él –su redentor–y la muerte. Nadie, solo él, puede salvar al país verdadero, a los auténticos «Americans» de la debacle.

El infierno son los otros, es la frase que se cuela en mi mente después de escuchar tanto disparate perverso. Tiene algún sentido, porque, al final, estamos encerrados con ellos, y esto lo podemos decir ambos bandos. Ellos, bajo el embrujo conspiranoico de un clon de los fascistas del siglo XX; nosotros, porque tendremos que lidiar con la herencia del clon, si es que evitamos que destruya la democracia. Hay demasiado en todo esto que recuerda, trágicamente, a la realidad de un país amado–por hoy– en la distancia.

2 comentarios sobre “El Innombrable clon, y el infierno

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  1. Penoso comentario de uno que no se nombra; y hace resaltar una mentalidad de asaltante, reclamando para sí y para intrusos ilegales, incluso algunos delincuentes, lo que no le corresponde. Y lo peor, reclama para sí mismo el beneficio del esfuerzo y lucha que otros, como al que llama «innombrable», han hecho para construir SU PAÍS, que no es ni pertenece a ningúno de los metiches que entran ilegalmente; Y QUE NO HAN TENIDO LA CAPACIDAD DE CONSTRUIRSE PARA ELLOS MISMOS UN MEJOR PAÍS, AHÍ DONDE NACIERON. HAY QUE SABER RESPETAR LO QUE ES AJENO. Y NO RECLAMARLO PARA UNO. Pobre intelecto con clualidades de «mendigo con garrote».

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  2. En un país que fue fundado y ha crecido a través de la historia por una combinación de secuestrados e intrusos ilegales, el Sr. López no podría haber hecho un comentario más ignorante de la historia. Evidentemente no tiene la menor idea de la naturaleza y dinámica de la sociedad estadounidense, ni de la universalidad de la Constitución política del país, que en principio permite a todos construir su país en el territorio de Estados Unidos. Y lo peor: apoyar a un clon fascista es ser, uno mismo, enemigo de los derechos humanos, que no conocen raza ni frontera.

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