11 de enero de 2019
La renuncia del candidato de Masaya al puesto de miembro del Consejo Político al que según las reglas electorales tenía derecho, es una ‘salida’ política que utiliza los códigos culturales para (1) criticar la corrupción del proceso (2) aceptar la imposición del resultado corrupto, que se ve como inevitable.
La UNAB debería avergonzarse, no alegrarse, de la bofetada que reciben.
Es un político diciendo a los manipuladores algo que no se acostumbra en Nicaragua: «no me muero por un puesto, hagan lo que quieran con él, ya sé que lo harán».
A nivel individual, es sin duda una conducta honorable.
Socialmente, pone en evidencia la falta de institucionalidad, la incapacidad que hemos desarrollado de no seguir las reglas, aunque las acordemos nosotros mismos.
Caos y autoritarismo: dos caras de la misma moneda.
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