1 de Junio de 2019
En la primera plana de El Nuevo Diario, Mario Arana pide que los dueños de negocios que han sido ilegalmente cerrados por apoyar al paro «reporten a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y/o al representante del Secretario General de la OEA». Añade que «se llevará un registro de todas estas ‘anomalías’ porque son una violación a los derechos de los nicaragüenses y develan la hipocresía de este régimen». Además, dice «SI NO CON ESTA ADMINISTRACIÓN, una futura administración deberá REPARAR ESTAS ANOMALÍAS».
La verdad, no sé ni por dónde empezar. Pero a riesgo de que Mario reclame una vez más de que uno se quiere «hacer famoso a costa suya», no puedo dejar de comentar estas declaraciones, que me parecen atroces, escandalosas, un ejemplo del porqué mucha gente dice lo que dice de los empresarios, y de su Alianza.
En primer lugar, el tono y el lenguaje. Uno se pregunta hasta dónde es inocencia lingüistica, y como no soy neurocientífico, tampoco sé si esa inocencia oculta o revela. Lo que sí es indudable, porque las palabras son lo que son, es que el lenguaje del presidente de Amcham, y notable protagonista de las «negociaciones» con Ortega, minimiza la gravedad del insólito, anticonstitucional procedimiento, fuera de toda jurisdicción de cualquier gobierno en cualquier nación civilizada, de «castigar» a un comerciante privándolo de su medio de vida, por el hecho de no abrir su establecimiento un día, sea por la razón que fuere. «Anomalías», les llama, como si se tratara de un error técnico, una falla del manual, tal vez un «problema de comunicación».
En segundo lugar, el diagnóstico político. Habla de la dictadura como si fuera legítima «administración» del Estado, en el lenguaje de la rutina institucional que se emplea en países de sucesión democrática. Peor aún, no descarta que «esta administración», o sea, los mismos que han cometido el atropello, «reparen», las «anomalías» [«Si no con esta administración…»]. Uno también se pregunta, ante tan manso discurso: ¿Qué sería para Mario Arana «reparar» la «anomalía?. Porque no expresa siquiera una exigencia de detención, menos aún reversión, de las «anomalías». Mucho menos, por supuesto, compensación por los daños y castigo a los culpables. ¿Para qué, si «una futura administración» lo haría, en caso (¡en caso!) de que «esta administración» no lo hiciera.
En tercer lugar, hay algo todavía más grave y que hay que resaltar, porque es preciso abrir los ojos muy claro y dejar de pensar que vamos «todos unidos» en la lucha contra la dictadura. Se lo preguntaré directamente a Mario, pidiéndole que por respeto a Nicaragua no se escude en una actitud de indignación personal ante mi ‘atrevimiento’: ¿Si la dictadura estuviera cerrando Casa Pellas, o uno de los negocios principales de AMCHAM, les dirías «hablen con la OEA, registren su queja, para que una futura administración repare la anomalía?» ¿Harías eso? Llamame cínico o divisionista, pero creo [y dudo que esto sea de dudar para nadie] que estarían, vos y tu organización, junto con el COSEP, y la Alianza toda, en pie de lucha, probablemente llamando a acciones contundentes en defensa del «interés nacional».
Soy todo oídos.
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