11 de abril de 2019
«Los derechos humanos no pueden subordinarse a ningún otro interés. Este es el mensaje de Monseñor Báez que tanto incomoda a los pactistas, a quienes en salones oscuros y conversaciones secretas buscan una solución PARA ELLOS, un «aterrizaje suave» PARA ELLOS, sin importarles los derechos HUMANOS de los Nicaragüenses.
Los pactistas han logrado ir apartando los obstáculos que los separan de sus sucias metas, de las «elecciones» que quieren «acordar» y en las cuales Ortega, gane o pierda, es ganador, porque sobrevive su aparato represor. Y hay que decirlo: en estos momentos los pactistas se benefician de la represión orteguista; sin ella no podrían estar sentados con la dictadura buscando la salida que «salve su dinero», para usar la frase de Monseñor Báez. A los pactistas les conviene que los líderes de la Insurrección de Abril estén presos, que el pueblo no pueda movilizarse en las calles junto a ellos. En eso tienen un interés común con la dictadura, porque la movilización popular, con los líderes democráticos fuera de la cárcel, seguramente arrasaría con el régimen criminal de El Carmen. Ya estuvo a punto de ocurrir hace un año. ¿Cómo hizo la dictadura para sobrevivir? Llamó desesperadamente al diálogo.
Estas pueden ser verdades incómodas para algunos, pero la evidencia es suficientemente clara: La Alianza está dominada por intereses que NO SON los del pueblo, y NO SON los de la democracia. Los grandes empresarios NO SON demócratas, NO SON la solución, son PARTE DEL PROBLEMA. Ni siquiera representan la libertad de empresa que dicen defender. Por el contrario, usan el poder político para acaparar y proteger privilegios y rentas monopólicas. La prioridad de la Alianza no es, ni la democracia, ni la libertad económica. Los intereses que la controlan quieren, con un cambio cosmético, recobrar «estabilidad» para sus negocios. Por eso sus representantes y partidarios se empeñan en gritar–necesitan hacérnoslo creer– que «Ortega es el único enemigo». FALSO. Ortega no ha gobernado solo, no gobierna solo, no maniobra solo, no es el único culpable de la desgracia de Nicaragua.
Y no van a ser los culpables de la muerte de nuestra incipiente democracia quienes la resuciten. No nos engañan, por más que quieran presentarse como víctimas, pretender que quienes los critican por sus acciones antidemocráticas buscan la aniquilación de la libertad de empresa.
Quiéranlo o no, en la Nicaragua democrática tendrán que aceptar un Estado de Derecho: derechos para todos, privilegios para nadie.
Yo espero que la UNAB se libere del lastre que la corrupta Alianza-COSEP represesenta, y que trace una estrategia independiente de lucha por la democracia. Lo espero, por el bien de Nicaragua. Pero haría bien a los miembros de la UNAB estar conscientes de que el cambio va a ocurrir, tarde o temprano, y que si la Unidad no se define sin dobleces por la democracia, va a correr la misma suerte que la Alianza: vergüenza e irrelevancia.
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