El fariseísmo de quienes defienden al Innombrable en nombre del “respeto a la vida”

25 de agosto de 2020

Hay muchas formas de irrespetar la vida, la dignidad de la vida humana.

Negarle el seguro de salud a 30 millones de personas en medio de una pandemia es irrespetar la vida.

Negarse a trabajar con humildad para controlar una pandemia –a pasar a segundo plano en la atención del público y dejar que hablen los científicos– es irrespetar la vida.  

Empeñarse en negar la realidad de la pandemia cuando los científicos del mundo la han comprobado, y mientras estos llaman a tomar medidas urgentes para proteger la salud pública, es irrespetar la vida.

Recomendar contra la pandemia una medicina cuya efectividad los investigadores científicos niegan rotundamente, y sobre cuyos peligros alertan, es irrespetar la vida.

Llamar a sus seguidores a no usar mascarilla para detener el contagio de la pandemia es irrespetar la vida.

Insistir en convocar a sus seguidores a que se aglomeren, cuando el contagio avanza sin frenos, es irrespetar la vida.

Insistir en que se abran todos los negocios y todas las escuelas “ya”, porque “it is what it is”, “es lo que es”, “así es la vida, en la vida la gente se muere”, “no se puede parar la economía” aunque mueran cientos de miles, es irrespetar la vida.

Arriesgar la salud de los niños, y sobre todo, de sus maestros, padres y abuelos, por el capricho de “regresar a la normalidad”, es irrespetar la vida.

Negar refugio a los perseguidos que buscan asilo es irrespetar la vida.

Separar a criaturas de sus madres, quienes huyen desesperadas en busca de una promesa de pan y libertad, y encerrar a los niños en jaulas donde duermen sobre el piso y sufren, confundidos, es irrespetar la vida.

Incitar al odio contra el inmigrante, asociándolo en la mente de sus seguidores con criminales, llamándolos «animales«, y «violadores«, es irrespetar la vida.

Hablar de las mujeres como si fueran animales salvajes que están ahí para agarrarlos de sus genitales sin permiso, porque “cuando lo hace un hombre famoso, a ellas les encanta”, es irrespetar la dignidad de la vida.

Negarle el derecho de ciudadanía a alguien, solo por ser negro, como intentó hacerse con Obama, y ahora con Kamala Harris, también es irrespetar la vida.

Pagar una fortuna en anuncios para que den la pena de muerte a cinco muchachos negros falsamente acusados de violación (se comprobó con exámenes de ADN) es irrespetar la vida.

Propagar teorías conspirativas demenciales, como que en, una pizzería de Washington, Hillary Clinton y otros dirigían un cartel de tráfico de niños, es irrespetar la vida.

Decir, acerca de manifestantes nazis involucrados en el asesinato de activistas de derechos humanos en Charlottsville, Virginia, que “hay gente muy buena” entre ellos, es irrespetar la vida.

Burlarse de una persona discapacitada en público, imitando sus gestos de manera denigrante, es irrespetar la vida.

Preguntar a su audiencia “¿qué hacemos con los inmigrantes?”, y sonreír cuando desde la audiencia gritan “shoot them!” (¡dispárenles!) es irrespetar la vida.

Pedir a los policías que “no sean tan amables” con los prisioneros, es irrespetar la vida.

Gritar a sus enardecidos seguidores “beat the crap out of them!” (¡reviéntenlos!, o más bien, ¡sáquenles la mierda!), refiriéndose a gente que protestaba contra él, es irrespetar la vida.

Anunciar que “no se preocupen por los costos legales, yo les pago un abogado” después de incitarlos a golpear a los protestantes, es irrespetar la vida.

Luchar para que se redujera la ayuda con la que millones de personas sobreviven a duras penas en medio de una sequía de empleo de la que no tienen culpa (¡hay una crisis por la pandemia!) es irrespetar la vida.

Sabotear el servicio de correos nacionales, para entorpecer el voto opositor, sin tomar en cuenta las necesidades de quienes por ese medio reciben, por ejemplo, medicinas, es irrespetar la vida.

Reto al lector

Verifique estas afirmaciones. Con mente abierta y corazón honesto, no podrá encontrar en ellas falsedad.

Epílogo

Ya que son tan devotos, y yo tan poco experto en escribir epílogos, les dejo aquí un texto que podrían meditar, y que no pueden atribuir a Antifa o a Soros, o a cualquiera de tantos fantasmas de la alucinación terrible que es hasta la fecha este Siglo XXI:

Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita y, al verlo, se desvió y siguió de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

 —El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.

—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

Luego me cuentan…

¿No sería mejor cultivar este espíritu, en vez de someterse al puño y a la lengua implacables del trumpismo y de otros movimientos autoritarios? ¿No viviríamos mejor todos? No solo podría ser buena vida, sino también vida buena.

Exclusiva: el discurso de Melania Innombrable (historia del héroe más poderoso, que mucha gente anda contando)


Les dejo aquí, en exclusiva, un fragmento del discurso de Melania Innombrable esta noche, que en revista Abril (www.revistaabril.org) hemos obtenido gracias a nuestra destreza periodística, nunca vista en la historia del mundo, nunca antes hubo tanta destreza, la mejor destreza, es increíble, a lot of people are saying que nadie tiene destreza más poderosa:

«…todos los Demócratas han sido desde hace 50 años empleados de Putin, y desde entonces estaban planeando una Pandemia con Mao, pero se les atrasó el negocio porque el milmillonario comunista Soros se robó en 1973 la fórmula del Coreavirus y empezó a venderlo en una pizzería en Washington, donde también vendían niños secuestrados por Hillary Clinton y Kamala Harris.

Todo esto está más que comprobado, pero el Washington Post y el New York Times lo ocultan, desde que un Anthony Fauci que dice que es médico los compró junto a un tal Ted Turner.

Fox News descubrió la conspiración hace mucho tiempo, pero no pudo hacerlo público porque Bill Gates mandó a un equipo secreto de antifas a dañar sus archivos de computadoras y plantar un chip que distribuyera mensajes subliminales a favor de Black Lives Matter, la Internacional Comunista, la Unión Europea, los cuáqueros y otras organizaciones abortistas.

Lo que no se esperaban era que apareciera mi Chapulín Anaranjado; no contaban con su astucia y su tremenda perspicacia y fuerza, de la que solo un Querido Strong Very Powerful Líder es capaz; así ha logrado encerrar en jaulas a los terroristas y violadores que, haciéndose pasar por niños desvalidos, y hablando un lenguaje en clave parecido al español, intentaban infiltrarse a través de la frontera sur.»

[Aplausos grabados, gritos de «shoot them!» (¡dispárenles!)]

Viaje a las tripas de la dictadura [más pruebas de la imprudencia temeraria de los políticos de la Coalición]

Esta grabación, que ha publicado Artículo66, tiene visos de real. De serlo, sería un viaje con cámara médica a las tripas del sistema mafioso que controla Nicaragua.  Lo que revela es lo mismo que todos los síntomas exteriores indican:

(1) No hay gobierno constitucional en Nicaragua, apenas una pandilla en lucha por su supervivencia;

(2) El líder de la pandilla entiende que no puede entregar el poder, porque sería su fin;

(3) Los miembros de la pandilla confían en que el líder no va a salir del poder sino muerto, porque no tiene alternativa;

(4) Los miembros de la pandilla desprecian a los «sucesores» posibles, como la Murillo y sus hijos, y piensan que solo el líder puede mantener inexpugnable su dominio;

(5) Los miembros de la pandilla están atormentados por la desconfianza mutua; especulan quiénes traicionarán al resto, negociando con los Estados Unidos;

(6) Los miembros de la pandilla están convencidos de que Estados Unidos no cambiará su postura aunque cambie su Presidente en enero de 2021;

(7) Los miembros de la pandilla ven su mundo derrumbarse poco a poco, pero están convencidos de que el líder, mientras viva, será capaz de mantener el control, aunque sea sobre las ruinas del país;

(8) Los miembros de la pandilla entienden que para mantener ese control, el líder está dispuesto a «cubanizar» o «venezolanizar» Nicaragua;

(9) Los miembros de la pandilla parecen sospechar que el líder no podrá completar ese proceso antes de morir;

(10) Los miembros de la pandilla no se sienten amenazados por la oposición doméstica, a la que califican de «imbécil», y ven irrelevante.

(11) Los miembros de la pandilla entienden que su líder va a «ganar» las elecciones, las gane o no.

Que no digan, los políticos de la Alianza, de la UNAB, de la Coalición, y que no digan los medios periodísticos a su servicio, que no sabían esto cuando aceptaron arriesgar el futuro del país y la vida de la gente en su «vía electoral».

Que no insistan, porque toda la evidencia los contradice, en alentar la falsa y probablemente costosa esperanza de que puede democratizarse Nicaragua participando en elecciones con y bajo la tiranía.

Muy probablemente la dura realidad es que NO IMPORTA cuántos planes hagan en el Departamento de Estado, ni cuántas reuniones hagan con los políticos de la oposición oficial, ni cuántas sanciones impongan los Estados Unidos y Europa al clan FSLN, ni cuántas alianzas armen, rompan y vuelvan a armar en la Coalición Nacional, ni cuántas veces Juan Sebastián Chamorro, Violeta Granera, Félix Maradiaga, y resto del cohorte, hagan votos de democracia, civismo, resistencia permanente, convicción cristiana, y todas las beatitudes tradicionales en nuestra barroca cultura: Ortega no va a dejar el poder porque tenga menos votos…

Yo creo que esto en el fondo lo sabemos todos, es decir, todos los que queremos saber. O al menos lo decimos todos los que nos atrevemos a decir lo que pensamos. Digo esto a sabiendas, tras escuchar muchas veces a gente negar en público lo que dicen en privado, o viceversa.

Y si no digo tener entera certeza de que no haya posibilidad alguna (probabilidad cero) de un «aterrizaje suave», es únicamente porque en este mundo raro de nosotros hasta lo imposible es posible… Pero un ser humano responsable, un líder que respete a sus compatriotas, no debería arriesgar la vida de estos en aventuras que tienen un alto costo a cambio de una escasísima probabilidad de triunfo. La idea de «aterrizaje suave», de «elecciones con Ortega», y demás, cae en esta categoría.

Desafortunadamente, consideraciones de costo ciudadano no han tenido por lo general mucho peso en el cálculo de nuestros políticos, porque (por la razón que sea; dejo a cada quién elucubrar la suya) los ‘señores principales’ parecen casi siempre tener padrinos protectores. Como dice la gente en las calles: «a los grandotes no les pasa nada».

El único escenario de «aterrizaje suave» que logro imaginarme (ayúdeme el lector, tal vez me falla la inspiración) es uno terrible, literalmente; un escenario de terror: logran las élites un pacto en el cual hay un caballero, o una dama, que pulcramente vestidos sirven de «relaciones públicas» al poder, mientras desde la sombras se asesina a cualquiera que insista en una verdadera transformación democrática.

No creo que de otra forma puedan atar lo que la conciencia del pueblo ha desatado para siempre.

El fantasma del orteguismo sin (o con) Ortega, la crisis de la Coalición, y el grito de “auxilio” de sus políticos

12 de agosto de 2020

El político Félix Maradiaga ha publicado en sus redes una breve nota, una especie de circular, sobre la reunión que—nos dice—sostuvo junto a otros políticos con el Subsecretario de Estado de EEUU para América Latina, el Sr. Michael Kozak.

Antes de entrar en detalle, aclaro que no me refiero a Félix como “político”, a secas, con ánimo de insultar. Ya sabemos que en la patria esa palabra últimamente no suena muy bien.  Tampoco— y tengo que aclararlo para no ser yo parte de la tradición de descalificación injusta de nuestro país—quiero que se interprete lo que pregunto y digo en esta nota como un intento de destrucción moral del ciudadano privado, un ser humano de nombre Félix Maradiaga, ni de los demás aludidos. Pero la justicia, y estos días hasta las necesidades de supervivencia de la sociedad, requiere que se hable claro acerca de la conducta pública de los actores políticos. En este caso, es imposible evadir la obligación de referirse a la conducta y postura de Maradiaga, y de otros a quienes no puedo referirme por nombre, porque no fueron mencionados por nombre en la arriba mencionada circular. 

Empecemos, pues, por esto: no estoy claro en nombre de quién nos informa, ni a quién representa en transcendentales reuniones durante las cuales aparentemente se discute el futuro de mi país.  Hago extensiva mi perplejidad al resto de los participantes en estas conversaciones, que afectan la vida de millones de personas cuya aquiescencia parecen asumir, sí o sí. Debo confesar que, en medio de tanto movimiento de silla, cambios, coaliciones, rompimientos, vuelta a coalescencias, nuevos rompimientos, vueltas a empezar, me he perdido.

En todo caso, compatriotas, parece que tenemos representantes en negociaciones. Y esta es la primera noticia que habría que comentar, pero debo—con resignación—pasar a otra. Ya sabemos que en Nicaragua el asunto de la “representación” es algo caprichoso, y no tengo, como un ciudadano X, incidencia alguna en el asunto. Más bien me queda la impresión de que Félix Maradiaga cree actuar con impecable etiqueta democrática y generosidad al contarnos lo que han hecho en nombre nuestro, las decisiones que han tomado para redirigir la vida de más de 6 millones de personas, contando a los que están en el territorio nacional y a los que han sido forzados al exilio y al destierro. 

Maratón y calvario

Pasemos, pues, a algo que—si se pudiera medir el escándalo en cansancio—sería algo así como un maratón de Boston de la tragedia nicaragüense. Lo resumo aquí de la manera más concisa que puedo: todavía humea la imagen de la Sangre de Cristo, acaban de vapulear al padre Edwin Román, acosan a la joven lideresa independiente Zayda Hernández una vez más, los presos políticos siguen presos, y los secuestradores siguen secuestrando; más y más voces se unen al clamor popular de que los políticos, si dicen representarnos, y si quieren mañana ser líderes en la democracia, deben luchar por ella, comprometerse en una campaña de Noviolencia para erradicar la tiranía y evitar la guerra.  Que las verdaderas alternativas son sumisión, lucha Noviolenta, o guerra, y que mientras esté Ortega en el poder no podrá haber reformas, se ha escuchado decir recientemente a figuras que difícilmente pueden ser tachadas de “radicales”, como Humberto Belli y monseñor Abelardo Mata.

Todavía humea la imagen de la Sangre de Cristo… un atentado que simboliza, como todos entendemos, la imposibilidad, política y moral, de pactar y convivir con Ortega y sus sicarios…

¿Y qué nos dice la circular, una vez más? ¿Qué propuesta trae?: “Seguimos apostando por una salida electoral”.  Es decir: ignoraremos el clamor popular, nos haremos de la vista gorda ante la saña del régimen, iremos hacia la meta de Ortega (“elecciones en el 2021”), legitimaremos por tanto a un clan genocida, al que daremos un barniz de legalidad, y garantizaremos que sus crímenes queden impunes, porque a nadie con dos dedos de frente puede ocurrírsele que Ortega acepte “elecciones libres” si sabe que al final va a perder y tendrá que someterse a la justicia.  

No hay cantinfleo que pueda oscurecer esto, que por ser tan claro se refleja en el rechazo—cada vez más cercano a desprecio—de la inmensa mayoría de la población nicaragüense hacia las propuestas de la Coalición.  Y digo cantinfleo con cierto remordimiento, porque quizás irrespete el genio creativo de Cantinflas; el enrevesado de la circular no luce nada fresco, es más bien una rutina que perdió desde hace mucho todo el brillo y el filo que pudo haber tenido: “no podemos ir a elecciones en estas circunstancias… sólo si se dan las reformas y condiciones necesarias.”

¿Será posible que nuestros ‘representantes’ sean los únicos que no entiendan que “las circunstancias” no son temporales, o tienen la misma “temporalidad” que el régimen; que “las circunstancias” persistirán mientras persista la dictadura del FSLN? ¿Será posible?

La crisis del proyecto electorero de la Coalición

Aunque parecen no respetar nuestra inteligencia, demostremos respeto hacia la suya. ¿Cómo? pasando por alto la obviamente falsa explicación que nos dan, e investigando sus verdaderas motivaciones.

Para esto no hay que escarbar mucho. El proyecto de “elecciones con Ortega” atraviesa una crisis evidente, por varias poderosas razones.   Una es la renuencia del pueblo nicaragüense a creer la fantasía electorera.  Otra es la negativa de la dictadura a permitir el más mínimo espacio de expresión ciudadana—el clan FSLN está tan claro como nosotros de que no hay empate posible en esta lucha; de que los intereses del pueblo y los de su pandilla son absolutamente irreconciliables, y que una “elección con Ortega y bajo Ortega” no soluciona nada. Finalmente, los políticos de la Coalición empiezan a pagar un precio por su torpeza “unitarista”. Al dejar entrar, en caballo de Troya, a los partidos zancudos, han hecho posible que el PLC y otros grupos comiencen a dictar reglas y condiciones, sometiendo de facto a la Coalición a los dictados del régimen (no olvidemos: ¡el PLC es parte del gobierno!), y hundiéndola aún mas ante los ojos de la población.

Una vez más, una vez más, ¿cuándo aprenderemos?

¿Y cómo responden a la crisis los políticos de la Coalición? ¿Se dirigen al pueblo, se acercan al pueblo, se preguntan, con el pueblo cómo organizar la lucha Noviolenta para erradicar la dictadura? No faltaría más. Ingenuo sería el sueño. No es así como estamos acostumbrados a actuar en la cultura política nicaragüense, en la vieja cultura, la que domina los círculos palaciegos, la que actúa—dice—en nombre de Abril, pero nada tiene que ver con el espíritu igualitario y democrático y transparente de aquella fecha.

¿Cómo, entonces? Van y ponen la queja al poder extranjero por el cual se sienten (o son, no puedo afirmarlo ni negarlo) apadrinados. Lo que sigue es lo esperable: el poder extranjero—que es, en realidad, un burócrata o un político de otro Estado—se “pone de acuerdo con los nicaragüenses” que son, en realidad, un grupo que opera de espaldas a la población, y cercano a grupos minoritarios de poder local, y buscan cómo, una vez más, imponer una “solución”, que para ellos luce bien sobre el papel, que menea las aguas lo menos posible, y que por tanto es del agrado de quienes en mi pobre país tienen como más alta prioridad hacer que las aguas regresen a la quietud. Aunque estén sucias. Aunque estén llenas de sangre. Aunque de aquí a un tiempo el proyecto de orteguismo sin Ortega—que podría también terminar siendo con Ortega—desemboque una vez más en violencia armada. Aunque en el entretanto se pierdan vidas, se marchiten los presos en las cárceles, se seque más el potencial de riquezas materiales y espirituales de la patria. Hermanos, nunca ha sido más relevante esto: #NiPerdónNiOlvido.

¿Cómo? II –[Desobediencia Civil y Noviolencia]

9 de agosto de 2020

La Noviolencia, así, junto, incluye todo tipo de actos de desobediencia civil, pero persigue avanzar más allá de esta, hacia el reto directo al poder.  Por ejemplo, la toma de una iglesia es más que “desobediencia civil”; va más allá. Rebasa el “no obedecer”, el “no hacer“.

La lucha Noviolenta busca construir una dinámica de desafío activo al poder; persigue quitarle el monopolio del espacio público y del miedo.

La estrategia de lucha Noviolenta tiene, como toda acción política contra un régimen autoritario—y como también lo tiene la sumisión ante este— un costo humano. Sin embargo, el costo de la guerra es mayor: el régimen autoritario es más débil ante la Noviolencia que ante la sedición armada.

La lucha Noviolenta requiere construir cohesión social alrededor de reivindicaciones que la población pueda sentir como urgentes, y que el régimen autoritario se resista a aceptar, porque entiende que ceder lo debilita. De hecho, la lucha Noviolenta busca que el miedo a ceder, la negativa del régimen a respetar los derechos ciudadanos, lo debilite de manera relativa, fortaleciendo al pueblo a través de la acción (o inacción) noviolentaEn otras palabras, la lucha Noviolenta busca cambiar la correlación de fuerzas a favor del pueblo, de hacer que la dictadura pierda si cede, y pierda si se resiste a ceder.

Un ejemplo: la lucha por la libertad de los presos políticos es una reivindicación urgente. Hay que rescatar a todos los secuestrados del régimen. Pero lo esencial es eliminar–con la destrucción de la dictadura– la fuente del problema. Que estemos avanzando en esa dirección no se mide porque el régimen libere algunos presos políticos [deja otros presos, captura otros a capricho]. De hecho, podría liberarlos si llega a sentir que ya no está en peligro, o que el peligro ha disminuido. Por eso, el progreso hacia la meta de erradicar la dictadura se mide por la capacidad del pueblo de forzar a la dictadura a retroceder, a liberar a nuestros secuestrados porque los hacemos pagar un costo político, aumentando el desgaste de sus fuerzas domésticas e internacionales.

La lucha Noviolenta contra la dictadura debe atacar a esta con inteligencia en todo flanco donde choque la aspiración legítima de los ciudadanos con el fracaso y la opresión del régimen. Quienes aspiren a liderar al país en democracia no pueden esperar lograr su meta sin liderar la lucha por la democracia. Para el pueblo, una manera de distinguir entre legítimos opositores y oportunistas cazafortunas es observar quién convoca, inicia, participa en acciones y campañas concretas, dentro y fuera del territorio, versus aquél ocupado en poses, gestos, reuniones y condenas retóricas que a la dictadura ni siquiera inquietan, y por tanto no busca impedir, porque ocurren en su espacio de confort: son la “función” en “oposición funcional”; son parte del espectáculo que la dictadura necesita para amenizar su juego, y el que los grandes capitales necesitan para legitimarse internacionalmente mientras buscan un reacomodo en el sistema dictatorial al que fingen renunciar. En pronunciado contraste, un liderazgo Noviolento comprometido con la lucha por la democracia busca sacar a la dictadura de su zona de confort, busca desestabilizarla ocupándose, no de preparar elecciones en las cuales legitima a quienes en otras ocasiones llama “criminales”, ni a disputar a otros grupos puestos en directivas burocráticas, sino de agitar con persistencia, articular con inteligencia, y acercarse con humildad a los puntos de fricción entre la dictadura y el pueblo, que son cada vez más, desde el criminal manejo de la epidemia (incluyendo manipulación del precio de las medicinas para favorecer a amigos y familia del régimen), hasta el inmisericorde saqueo de las empobrecidas finanzas familiares por medio de abusivos cobros de electricidad y otros servicios públicos.

Todos estos puntos de fricción representan puntos de debilidad política y financiera del régimen, representan reivindicaciones urgentes e inmediatas en las que el interés de la minoría genocida en el poder choca diariamente con la población. Deberían ser consignas de acción inteligente, imaginativa, prudente, incluso de bajo riesgo para los ciudadanos, con un resultado potencialmente muy dañino para el régimen. Ciertamente, tendrían más peso, más impacto, y más significado, que invitar al Papa Francisco a visitar el país, gesto que demuestra una ignorancia lastimosa de las realidades del mundo y de la diplomacia, y de una verdad fundamental que los políticos de la disminuida oposición pasan por alto: la dictadura caerá a manos del pueblo de Nicaragua, o no caerá. Si algo grita a los cuatro vientos la movida de invitar al pontífice, es una confesión lastimosa de desaliento, de no saber qué hacer, de necesitar la intercesión, digamos, milagrosa, de la Iglesia. En resumen, si querían gritar que “los nicaragüenses no podemos”, o que “ya no sabemos que hacer”, lo han logrado.

Para alcanzar sus objetivos, la lucha Noviolenta necesita ser flexible en la táctica, no darle al régimen blancos fijos (como fueron los tranques en el 2018), sin fuerte blindaje político, ni hacer nada que dificulte organizar la movilización simultánea que dispersa a la represión. La dictadura no puede reprimir en todas partes a todo el mundo con igual fuerza.

La dinámica de la lucha noviolenta, basada en una creciente cohesión social, empodera al pueblo, causa un punto de quiebre en el despliegue de los represores y en su moral. En ese momento pasan de intimidadores a intimidados, de sentirse guardianes todopoderosos a darse cuenta de que están rodeados por una mayoría que los desprecia, y ya no está dispuesta a tolerar su dominio.

La lucha Noviolenta es, en sí, desde el inicio, construcción democrática, construcción de paz, ejercicio –forzado por la necesidad de ampliar apoyos—de comunicación civilizada y tolerancia. Planta así la semilla de los hábitos que hacen falta para que un régimen autoritario no sea sucedido por otro, y luego otro, y luego otro, como en el ciclo inacabado de violencia y tregua que ha sumido a Nicaragua en la miseria.

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