Les dejo aquí, en exclusiva, un fragmento del discurso de Melania Innombrable esta noche, que en revista Abril (www.revistaabril.org) hemos obtenido gracias a nuestra destreza periodística, nunca vista en la historia del mundo, nunca antes hubo tanta destreza, la mejor destreza, es increíble, a lot of people are saying que nadie tiene destreza más poderosa:
«…todos los Demócratas han sido desde hace 50 años empleados de Putin, y desde entonces estaban planeando una Pandemia con Mao, pero se les atrasó el negocio porque el milmillonario comunista Soros se robó en 1973 la fórmula del Coreavirus y empezó a venderlo en una pizzería en Washington, donde también vendían niños secuestrados por Hillary Clinton y Kamala Harris.
Todo esto está más que comprobado, pero el Washington Post y el New York Times lo ocultan, desde que un Anthony Fauci que dice que es médico los compró junto a un tal Ted Turner.
Fox News descubrió la conspiración hace mucho tiempo, pero no pudo hacerlo público porque Bill Gates mandó a un equipo secreto de antifas a dañar sus archivos de computadoras y plantar un chip que distribuyera mensajes subliminales a favor de Black Lives Matter, la Internacional Comunista, la Unión Europea, los cuáqueros y otras organizaciones abortistas.
Lo que no se esperaban era que apareciera mi Chapulín Anaranjado; no contaban con su astucia y su tremenda perspicacia y fuerza, de la que solo un Querido Strong Very Powerful Líder es capaz; así ha logrado encerrar en jaulas a los terroristas y violadores que, haciéndose pasar por niños desvalidos, y hablando un lenguaje en clave parecido al español, intentaban infiltrarse a través de la frontera sur.»
[Aplausos grabados, gritos de «shoot them!» (¡dispárenles!)]
Aclaración
Junio 8 de 2020
Tengo que aclarar, porque parece que alguna gente no entiende mi sarcasmo:
No, el General Colin Powell no es ni comunista ni sandinista.
No, Mitt Romney (senador, y ex candidato Republicano a la Presidencia) no es ni comunista ni sandinista.
No, George Will (famoso editorialista conservador) no es ni comunista ni sandinista.
No, el General James Mattis (ex Secretario de Defensa de Trump) no es ni comunista ni sandinista.
No, el General John Allen (ex comandante de las fuerzas armadas de Estados Unidos y aliados en Afganistán) no es ni comunista ni sandinista.
No, el general John Kelly (ex jefe de Personal del Presidente de Estados Unidos) no es ni comunista ni sandinista.
No, el Almirante Mike Mullen (ex jefe del Estado Mayor Conjunto bajo Bush hijo y Obama) no es comunista ni sandinista.
No, el General Martin Dempsey (ex jefe del Estado Mayor Conjunto bajo Bush hijo) no es comunista ni sandinista.
No, William Perry (Secretario de Defensa bajo Clinton) no es comunista ni sandinista).
No, el Almirante James Stavidris (ex Comandante Supremo de la OTAN) no es comunista ni sandinista.
No, el Almirante William McRaven (ex Comandante de Operaciones Especiales bajo Obama) no es comunista ni sandinista.
No, Leon Panetta y Chuck Hagel, Demócrata uno, Republicano el otro, ambos ex Secretarios de Defensa, no son ni comunistas ni sandinistas.
No, Ash Carter (ex Secretario de Defensa bajo Obama) no es comunista ni sandinista.
No, el General Mike Hayden (ex Jefe de la CIA y de la NSA bajo Bush y Obama) no es comunista ni sandinista.
Tampoco es comunista o sandinista el escritor Carlos Montaner, quien se preguntaba, preocupado, si se podría destituir a Trump por incompetencia mental, bajo la enmienda 25. Concluyó que era improbable, pero que afortunadamente, vienen las elecciones.
Ninguno de estos es terrorista o chavista; no son conspiradores que odian a Estados Unidos, ni políticos compitiendo por ningún puesto. Tampoco son tontos, ilusos, de quienes las supuestas fuerzas tenebrosas del «socialismo» financiado–dicen los de las teorías conspirativas–por George Soros y el fundador de Microsoft, Bill Gates, pueden aprovecharse.
Esta ya larga lista es una lista apenas parcial de gente de ese calibre que tiene algo en común: todos advierten del peligro para la democracia que representa Trump. Todos condenan su conducta desde que empezaron las protestas por el asesinato de George Floyd. La mayoría de ellos, además, ha dicho lo que sus colegas en servicio activo no pueden decir en público: el Ejército de Estados Unidos no está dispuesto a convertirse en las fuerzas armadas de un aspirante a dictador. De hecho, reportes periodísticos serios, de fuentes múltiples, indican que el alto mando militar ha hecho retroceder a Trump, por el momento, en su campaña para militarizar el país.
Así que aclaro, para los que no captaron el sarcasmo en un escrito anterior, y los insto a reflexionar un poco lo que esta lista significa.
Háganse, quienes no paran de hablar de las conspiraciones «socialistas» contra el actual Presidente, un favor: revisen de nuevo la lista, mediten lo que implica; no queden en ridículo.
Y háganos al resto un favor muy grande: no estorben la conversación racional y civilizada, porque los problemas de la sociedad son difíciles y complejos, y hoy en día tenemos, todos, la oportunidad y la necesidad de hacernos oír y de construir las soluciones de manera democrática.